viernes, agosto 01, 2008

De vacaciones

De paseo, ando en paz, paseando.

Antes de regresar a la rutina.

Rutina... y me pregunto: ¿cómo puede haber rutina si cada instante es un nuevo instante? ¿Si cada momento no es sino otra oportunidad para elegir entre la prisión de los conceptos y el amor más allá de toda definición?

En una sesión en el Centro de Milagros alguien comentó "que las vacaciones en la naturaleza le daban el momento de paz y quietud, le brindaban la comunión con Dios".

Me dejó pensando en el común de las vacaciones: escape de la rutina y su periodicidad, por ende sin tiempo lo que implica que no hay prisa, el futuro es ahora y sólo aquí. Eso da lugar para escuchar el canto de los pájaros o el vaivén de las olas del mar. Eso da espacio para contemplar el atardecer y sus nubes de colores mágicos. Eso da cabida a una buena estirada. Me cae que las vacaciones se sienten, saben, suenan y huelen.


Distinguí que esta sensación de libertad que me brindan las vacaciones es resultado de estar en el presente. Presente atendiendo al momento, con la curiosidad y el asombro del descubrimiento.


Lo maravilloso es que ahora mismo puedo darme ese paseo, ya que no se requiere estar en el paraíso para poder estar con todos los sentidos en el aquí y el ahora, no se precisa ir al edén para escuchar sonidos inefables o detenerme a contemplar.





Escribí alguna vez que "La contemplación es mi felicidad haciendo la digestión."





Tal cual.



Entonces, esté dónde esté, espero que se me vuelva rutina mandar al ego ¡"de vacaciones"!



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