Resolviendo en la cotidianeidad...

REGLAS PRÁCTICAS

El tema es resolver las cuestiones que me molestan

de la mejor manera.

Lo primero que debo recordad es que todo tiene

su vuelta correcta para resolverlo.

La cuestión es encontrarla. Para ello es necesario

tener confianza en uno y en el proceso que se está

desarrollando, cualquiera que éste sea.

Con calma buscamos con el corazón la solución que

nos parezca más apropiada.

Generalmente ésta incluye un dialogo con la otra parte.

Este debe ser sereno, firme y claro, con confianza en

revertir los resultados a partir de encontrar la palanca

correcta con las palabras adecuadas.

Para ello no conviene preparar ningún planteo o plan

mental previo, sino en las condiciones antes descriptas

de confianza y serenidad, expresar en el momento

lo que el corazón sugiera.

Es necesario perseverar con delicadeza, fineza y altura.

Con autoridad moral, posicionarse firme, inteligentemente

lo que implica claridad conceptual para que el corazón intuya.

y actuar confiado.

Si el resultado no se da en forma inmediata,

soltar y esperar.

A veces se necesita un tiempo para que el proceso madure,

entonces apelamos a la paciencia y a la confianza.

Muchas veces pasa que nuestros contenidos mentales,

ideas, paradigmas, prejuicios, nos hacen ver una realidad

que no es, pero como actuamos como si lo fuera,

finalmente la creamos y se hace realidad.

Tengo muchas experiencias al respecto.

Por eso nunca juzgar situaciones por anticipado,

nunca suponer conductas y creer en lo que los contenidos

mentales nos sugieren como “cierto”.

Siempre actuar sin creer nada por anticipado,

y ver objetivamente la situación.

Y si aún no se logra nada …

bueno soltar y aceptar la cosa como vino.