martes, agosto 20, 2019

Regalos del Cielo

En plena faena,  justo cuando estoy con más actividad,  mi mente no cesa,  lo que falta, los pendientes,  lo que no hice,  lo que tengo que hacer.

El látigo del ego que no deja ir oportunidad de hacerme ir más rápido, siento que no tengo fuerzas y es cierto,  no las tengo, en este pequeño yo esclavo jamás tendré fuerzas.

La única fuerza es la del Amor y si lo pierdo de vista es que he olvidado mi identidad,  lo bueno es que los lapsos de amnesia no son eternos,  son solo eso lapsos,  lapsus brutus,  si bien sus efectos parecen ser brutales.  Parecen,  porque aun cuando me olvide quién soy,  eso no interrumpe mi Ser,  no lo cambia un ápice.

Soy el Santo Hijo de Dios.  

Lo pienso, lo digo,  
lo escribo, lo releo.

Soy el Santo Hijo de Dios.

Un Solo Hijo.

Unido a mi Creador.

Suspiro.

Ya no hay afanes, todo está aquí:   entre mis dos orejas y atrás de mis cejas,  a párpados cerrados la paz se encuentra.

Respiro.


Este recordatorio me trae los regalos del cielo.

¡Gracias Padre!


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Al cielo me elevo

Comunicación en paz
Quinto repaso hoy