martes, noviembre 19, 2013

NuevaMente - El anfitrión


Estuve visitando a una entrañable amiga y mientras disfruté de la hospitalidad de mi insuperable anfitriona me resolví a escribir precisamente sobre "el anfitrión" y por eso amad@ mi mism@ aquí me tienes hoy.

Recordé las muchas de las veces que en UCDM se hace énfasis en "ser anfitrión" una de mis preferidas es la cita:
.
"¿Qué prefieres ser rehén del ego o anfitrión de Dios?"
Esta pregunta que aparenta ser tan simple, nos puede sumir en una intensa reflexión. De entrada me está invitando a elegir, el poder de decidir lo tengo yo. Dios no es intrusivo, aún cuando me ha hecho su anfitrión esa es una alternativa por la que yo tengo que optar. Los beneficios de ser anfitriones de Dios, son implícitos a darle la bienvenida. Y en ellos profundiza el capítulo 15.

Pero sigamos con la reflexión, la elección no radica en ser "anfitrión" de uno u otro, puesto que la naturaleza impositiva e intrusiva del ego hace que del ego solamente pueda yo ser rehén: una persona cautiva encadenada a los sólidos eslabones de miedo, agravios, tristezas, y preocupaciones que el ego dispone -e impone- para mi supuesta "protección", rehén del ego soy hecho presa de sus conceptos, definiciones, estándares, calificaciones y juicios.Esto me deja claro que las alternativas a elegir son exactamente tal como la pregunta las plantea:
.

"¿...rehén del ego o anfitrión de Dios?"


-Y yo que ahora mismo prefiero ser anfitrión de Dios ¿qué hago?
Recordé una serie de televisión que se llamaba "La Isla de la Fantasía", el programa siempre iniciaba con la toma del enanito "Tatoo" que gritaba "el avión, el avión" mientras un jet se aproximaba a la isla. La siguiente escena los pasajeros descendían del avión para ser recibidos por el actor Ricardo Montalbán quien decía algo así como "...soy el Señor Rourke, su anfitrión. ¡Bienvenidos a la Isla de la Fantasía!"

¿Por qué escribo esto?

Porque el primer paso para ser anfitrión es justamente darle la bienvenida al huésped, al invitado.Ya dice el texto Cap.11.II.5


"El Espíritu Santo no puede hablarle
a un anfitrión que no le dé la bienvenida,
puesto que no será oído."


Wow, no me espero ya ni un instante más, no postergaré este encuentro, en el post de hace unas semanas acerca de
la Gran Cruzada el primer paso decía "escucha mi voz" eso es lo que quiero, entonces desde ya mismo le doy la bienvenida. Es lo que puedo hacer, cada instante. ¡Bienvenido Espíritu Santo! ¡Bienvenido Amor!

"Dios le da las gracias al santo anfitrión que desee recibirle y le deje entrar y morar allí donde Él desea estar. Y al tu darle la bienvenida, El te acoge en Sí Mismo, pues lo que se encuentra en ti que le das la bienvenida, se le devuelve a Él. Y nosotros no hacemos sino celebrar Su Plenitud cuando le damos la bienvenida dentro de nosotros. Los que reciben al Padre son uno con Él, al ser de los anfitriones de Aquel que los creó. Y al abrirle las puertas, Su recuerdo llega con Él y así recuerdan la única relación que jamás tuvieron y que jamás querrán tener."
Texto Cap. 15.XI.9
Un Curso de Milagros
A Course in Miracles
.-¿Y qué tan relevante es esto?

Wow, lo es todo, además de sumamente oportuno, sabes se acerca la Navidad, tu corazón (mente) es el pesebre en donde renace el amor, tu eres el anfitrión de la santidad, y ese anfitrión esta listo para darle la bienvenida a fin de cumplir con su misión. (Recomiendo la lectura "En esta Navidad nuestra tarea conjunta es")

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