martes, enero 10, 2006

IV. Mansedumbre - Caract. de los Maestros de Dios




IV. Mansedumbre

Para los maestros de Dios el daño es algo imposible. No pue­den infligirlo ni sufrirlo. El daño es el resultado de juzgar. Es el acto deshonesto que sigue a un pensamiento deshonesto. Es un veredicto de culpabilidad contra un hermano y por ende, contra uno mismo. ..

...Hacer daño le confundirá, le hará abrigar sos­pechas y sentir ira y temor. Hará que le resulte imposible apren­der las lecciones del Espíritu Santo. Tampoco podrá oír al Maestro de Dios, Quien sólo puede ser oído por aquellos que se dan cuenta de que h
acer daño, de hecho, no lleva a ninguna parte y de que nada provechoso puede proceder de ello. Los maestros de Dios, por lo tanto, son completamente mansos.
Necesitan la fuerza de la mansedumbre, pues gracias a ella la función de la salvación se vuelve fácil. Para los que hacen daño, llevar a cabo dicha función es imposible. Pero
para quienes el daño no tiene significado, la función de la salvación es sencillamente algo natural.

...El poder de los maestros de Dios radica en su mansedumbre, pues han entendido que los pensamientos de mal­dad no emanan del Hijo de Dios ni de su Creador. Por lo tanto, unen sus pensamientos a Aquel que es su Fuente. Y así, su voluntad, que siempre fue la de Dios, queda libre para ser como es.


Cap. 4 Manual para el Maestro. Un Curso de Milagros.


[Características de los Maestros de Dios]





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