domingo, agosto 19, 2007

El ataque y el reconocimiento

En un grupo virtual de UCDM surgió una discusión sobre la práctica de UCDM que realiza UCDM Internacional en comparación con los "derechos reservados" de Foundation of Inner Peace.

Mi ego -que siempre es el primero en surgir- deseaba manifestar una postura inmediatamente, tomar partido, señalando a "unos" o a "otros". Pero ¿qué caso tendría?

El único objetivo que el ego persigue es el de mantenerme en la creencia de que estoy separado y de que existen "otros", en esta ilusoria separación no puedo reconocerme como el Santo y perfecto Hijo de Dios, Aquel que está en Unicidad completa y perfecta con el Todo, Aquel que tu conoces porque es El que Es unido a todo lo que hay y existe.

Wow, mi ego deseaba participar en la discusión, me instaba a aclarar el tema me hacía sentir una imperiosa necesidad de poner un alto a las mentiras. Entonces, en ese momento, aquieté mi mente y vinieron a mi fragmentos de UCDM "sólo la Verdad es verdad y nada más lo es" y estos eran comentarios, meras opiniones, ninguna opinión o comentario es verdad, porque la Verdad a la que se refiere UCDM es eterna e inmutable. Eso disminuyo un poco mi deseo por participar en esa discusión virtual, pero el fragmento de UCDM que exterminó por completo la voz del ego, fue el de
"la paz no necesita ser defendida".

En fin, me queda claro que no puedo sentirme con la patente exclusiva de la razón porque así lo único que logro es la infelicidad, esa que viene de juzgar a "otros" desde el momento mismo en que me concebí separado y no me percaté que esa separación no existe, es una ilusión, lo mismo que la dualidad donde hay "los buenos y los malos", "los apropiados y los inapropiados", "los correctos y los incorrectos".

El Espíritu Santo viene y me ayuda a reconocer Quién Soy, el Santo Hijo de Dios, Uno con el Universo entero, sin exclusiones, inalterable, en perfecta armonía, dicha y paz.

Celebremos!

Dice el Texto:
Si atacas el error que ves en otro, te harás daño a ti mismo. No puedes conocer a tu hermano si lo atacas. Los ataques siempre se lanzan contra extraños. Al percibir falsamente a tu hermano lo conviertes en un extraño, y, por lo tanto, no puedes conocerlo. Le tienes miedo porque lo has convertido en un extraño. Percíbelo correctamente para que lo puedas conocer. En la creación de Dios no hay extraños. Para poder crear como Él creó tan sólo puedes crear lo que conoces, y lo que, por lo tanto, aceptas como tuyo. Dios conoce a Sus Hijos con absoluta certeza. Los creó conociéndolos. Los reconoce perfectamente. Cuando ellos no se reconocen entre sí, no lo reconocen a Él.

Texto Cap. 3.III.7


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