Llegó la hora de sentarme a escribir, para -para variar- agradecer. Esta ocasión por la hermosa sesión que tuvimos. Gracias. Me encantó repasar la lección 75, no hay lugar para los resentimientos aquí donde el perdón impera humildemente. Tampoco hay para dónde hacerse, la luz ha llegado y no puede ocultarse, se brinda a todos porque nada queda excluido del todoabarcador poder del amor eterno.
¿Qué dice mi cara al respecto?
Elocuente mi rostro expresa por si mismo las palabras que callo.
¿Tiene mi faz la expresión de la vida que me llena?
¿Por qué habría de importarme si mi semblante refleja o no la paz de Dios?
Simplemente porque mi semblante es eso: una semblanza de mi interior. Aquí donde toda imagen exterior no es sino reflejo de la condición interior.
La fuente, el oasis,
el río de agua viva,
el plácido mar de la paz.
La luz ha llegado,
ilumina tu rostro
y en consecuencia
ilumina al mundo entero.
Fa
=================
3 comentarios:
En efecto, ha llegado la hora de expresar y experimentar la paz que nos obsequia el
Perdón, este repaso como cada lección, es delicioso, G R A C I A S, por compartir,
Abrazos
Ofe
Si
La alegrías nos queda bien, va con nosotros... la tristeza no, "muy poco atractiva"...
Simplemente esta en nuestra naturaleza, amar ser felices y que esa felicidad sea lo que nos dio vida.
¡Que lindo!
pd: agregué tu blog al mío ; )
Que hermosa lección....Para vivir en paz lo fundamental es trabajar el perdón y la aceptación. Es una verdadera disciplina. Gracias por tan maravillosa entrega. ALI de La
Luz de mis Ángeles.
Publicar un comentario