lunes, agosto 07, 2006

Reconoce la tentación como lo que es:

Las imágenes que fabricas no pueden prevalecer contra lo que Dios Mismo quiere que seas. Por lo tanto, jamás tengas miedo de la tentación, sino reconócela como lo que es: una oportunidad más para elegir de nuevo y dejar que la fortaleza de Cristo impere en toda circunstancia y lugar donde antes habías erigido una imagen de ti mismo.

Pues lo que parece ocultar a la faz de Cristo
es impotente ante Su majestad
y desaparece ante Su santa presencia.

Los salvadores del mundo, que ven tal como Él ve,
son sencillamente los que eligen la fortaleza de Cristo
en lugar de su propia debilidad,
la cual se ve como algo aparte de Él.

Ellos redimirán al mundo,
pues están unidos en el poder de la Voluntad de Dios.
Y lo que ellos disponen
no es sino lo que Él dispone.

Aprende, pues, el feliz hábito de responder
a toda tentación de percibirte a ti mismo débil y afligido
con estas palabras:

Soy tal como Dios me creó.
Su Hijo no puede sufrir.
Y yo soy Su Hijo.
Texto Cap. 31.VIII.4
Un Curso de Milagros
A Course in Miracles
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