lunes, junio 25, 2007

La llave de la felicidad

Hace unos días traduje un correo de una persona que lleva más de veinte años presa de enojo, resentimiento, rencor, agravio, sufrimiento, dolor, pesar, amargura, intranquilidad, ira, tristeza.

Mientras transcribía ese correo me percaté de las cadenas y rejas que el ego impone encerrándo en un "mi mismo" que el ego ha fabricado: un "mi mismo" víctima, oprimido, esclavo del tiempo pasado. Cambiar el panorama que esta persona vive hoy día, luego de venir acarreando eso, sólo puede ser producto de un milagro.

Ese milagro es el perdón, es la llave a la liberación para ya no sentir nunca más ese coraje, amargura y resentimiento,
el perdón es la llave de la felicidad.

Seguía con la traducción y me preguntaba cómo sería posible enseñar el perdón a alguien que no conoce los planteamientos de Un Curso de Milagros y para quien el perdón con los ojos del mundo sólo parece ser un acto generoso, una dádiva hacia los agresores pero que no cambia en nada la sensación de víctima y abuso.

Una vez que completé la traducción del correo se lo devolví a Monty, un maestro de Dios que sólo habla y lee en Inglés, a fin de que él le diera respuesta a este correo que originalmente había llegado al buzón de Monty pero que como estaba en Español me pidió que lo tradujera.

La respuesta que dió este maestro de Dios fue maravillosa y de efectos inmediatos, tanto que aquí la comparto:

"Tu estás tratando de solucionar este problema desde ti misma con el condicionamiento, entrenamiento y creencias de tu mente humana y estás tratando de arreglarlo como tu crees que humanamente sería resuelto usando tu resentida y juiciosa mente humana. Trabajando el problema desde este punto de vista y con este marco de referencia, tu solamente estás yendo en círculos porque el problema no puede REALMENTE solucionarse al nivel del problema.

Intenta ponerte por encima de esta batalla que está ocurriendo en tu propia mente y trata de dejarla irse, de soltarla, relájate, quédate muy callada y en paz y ve a tu interior y literalmente renuncia -o sea, desapégate de todos esos agravios pasados que mantienes contra otros y también desapégate de lo que tu crees que debe ser el resultado y sinceramente pide ayuda al Espíritu Santo, reconociendo que desde el ser humano tu no puedes hacer nada y admite que de todos modos tu no sabes realmente qué es lo mejor para todos los concernientes -Recordando con Cristo lo que El dijo -
"Yo desde mi propio ser no puedo hacer nada".

Con esta admisión te llegará una nueva actitud y forma de ver la situación y de mantenerte confiado en Dios y en el Espíritu Santo en lugar de confiar en tus limitados métodos e intentos humanos, tu empezarás a ver como vienen los cambios -pero no te estreses si ellos no son lo que tu piensas que ellos deberían ser. Y si tu humanamente eres incapaz de ver a cada persona sin odio, juicio, crítica y condenación, entonces pídele al Espíritu Santo que El los vea con amor por ti. Hay una ley espiritual que funciona cuando tu cambias tu mente
el mundo que ves empezará a cambiar dado que tu eres ahora quien lo mantiene literalmente encadenado con tu mente y tus creencias y certezas erróneas.

Estate segura que nuestras oraciones están contigo."




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Recuerda esto:


3 comentarios:

Anónimo dijo...

La pura y santa verdad....¡Qué bellos somos!

Anónimo dijo...

Hermanos:

Infinitas gracias por este mensaje recibido en el momento oprtuno, sin duda Dios tiene infinitas formas de manifestarse y comunicarse con cada uno de sus hijos quienes hablan y escriben a traves del espiritu santo.

Vero

Anónimo dijo...

He tenido muchos milagros en mi vida, pero yo no los veía como tal, pues por lo que me enseñaron de pequeña había que llamarles “milagros” si se revivían muertos, sanaban heridas o los ciegos veían de nuevo. Sin embargo yo he recibido todo esto del Espíritu Santo pues me sentía muerta emocionalmente, con mucha soledad interna.

Al día de hoy mis heridas emocionales van sanando y ya no estoy ciega porque veo las cosas de otra manera, de la manera en que el Universo, Poder Superior, Dios, Espíritu Santo me ayudan a ver.

Un ejemplo precioso fue uno de esos días de soledad interna en que envié un mail a esta página porque ya no podía más, tenía mucho odio y resentimiento acumulado de años en mi pecho, tan grave me sentía que casi no podía respirar. En principio yo sólo quería que alguien me escuchara, que alguien me orientara sobre algún lugar en mi país donde pudiera estudiar “Un Curso de Milagros”. Me contactaron con un maestro para que le preguntara del curso en particular; pero sin más ni más le escribí contándole parte de mi historia y de cómo me sentía en ese momento. Pasaron dos días y no recibía contestación, revisaba mi correo esperando respuesta y nada, así que lo tomé como parte de un desahogo y nada más, sin embargo en ese preciso momento en que abría mi correo, vi un correo de una persona que serviría de traductora entre el maestro y yo.

Abrí el mensaje con mucho entusiasmo para ver lo que me respondía y sólo venía una explicación de que estaba traduciendo mi correo y que muy pronto tendría respuesta. Yo de inmediato agradecí el mensaje y continué con mi trabajo de ese día en internet, pero en cuanto terminé de enviar mis agradecimientos, me llegó el mensaje ya traducido del maestro el cual me hizo llorar por tan bella forma de decir las cosas, pero sobre todo me explicó de antemano que él sólo era un intermediario del Espíritu Santo y que el mensaje venía de Él.

Todo fue mágico y hoy por hoy cada vez que no puedo yo sola, invoco la siguiente frase, que me sacó de la mentalidad donde estaba atrapada.

“….si tu humanamente eres incapaz de ver a cada persona sin odio, juicio y condenación, entonces pídele al Espíritu Santo que El los vea con amor por ti.”

Y pues eso es lo que hago cuando siento que viene ese dolor que infunde el rencor, me concentro en pedirle al Espíritu Santo que Él vea las cosas por mi, ya sean personas o situaciones y me ayude a verlas con amor. Tal vez parezca algo sencillo pero es un gran regalo de Jesús.

Por otro lado pero en la misma frecuencia de importancia, sé que no estoy sola, tengo a mi guía espiritual que me apoya en este proceso a quien causalmente encontré y quien con todo y equipo de trabajo están conmigo en oraciones y pensamiento.

Que el Espíritu Santo llegue a más personas por medio de ustedes.


Gabriela