Wow, no hay casualidades caray. justo esta semana estuve repasando cómo los aparentes finales no son sino el comienzo de algo nuevo. Vamos al libro de ejercicios y leo la lección 361:
"Te entrego este instante santo. Sé Tú Quién dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.
Y si necesito una palabra de aliento, El me la dará.
Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también.
Y si lo que necesito es quietud
y una mente receptiva y serena,
esos serán los regalos que de Él recibiré.
Él está a cargo a petición mía.
Y me oirá y contestará porque
Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo."
Con renovada confianza, me dejo en su cuidado, me oirá y responderá, recibo todo cuanto preciso a cada instante. Así que no tengo por qué preocuparme, de hecho si cada final es un nuevo principio no importan los finales, sino la finalidad. Que cada situación sirva para recordar Quién Soy y sólo puedo recordarlo cuando me veo en ti.
Aquí y ahora. Gracias, gracias por recordarme que esa finalidad es el objetivo que compartimos todos y cada uno, reconocer la paz que somos, y desde esa paz, extendernos en libre alegría, porque no se precisa hacer nada.
Es así, ya no quiero interferir poniendo formas, procedimientos, modelos a cómo es que puedo ser útil, estoy aquí para ser verdaderamente útil y la palabra Verdaderamente es clave.
Es así, ya no quiero interferir poniendo formas, procedimientos, modelos a cómo es que puedo ser útil, estoy aquí para ser verdaderamente útil y la palabra Verdaderamente es clave.
Porque sólo hay una manera de servir, y es cuando estoy sirviendo al único propósito unificado y unificador, en el que todo se me da por añadidura, en el que vuelo libre y me fundo con mis emplumados hermanos, cielo, vuelo y yo somos Uno.
Respiro, cierro los ojos y vuelo a tu encuentro.
Gracias Padre.
Gracias Padre.
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