La lección 336 me llega como regalo desvanece todo rastro de falsa identidad que me ata a un pasado, en el que creí ser vulnerable y con necesidad de defenderme.
Así como mecedora brisa me refresca la lección 336 en el recordatorio de que sigo siendo tal como Dios me creó, unida a mi Creador y una con mi hermano.
Gracias Padre, esta lección más que regalo es un presente de Amor!
"En la quietud
que el perdón borre
mis sueños de separación y de pecado.
Y entónces permíteme Padre,
mirar en mi interior y encontrar
que Tu promesa de mi impecabilidad se mantiene;
que Tu Palabra permanece inmutable dentro de mi mente y
que Tu Amor todavía reside en mi corazón."
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Un solo problema, un solo esfuerzo
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Borrón y cuenta nueva
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El pecado y satanás
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