viernes, marzo 20, 2009

Llegó la hora

Llegó la hora de sentarme a escribir, para -para variar- agradecer. Esta ocasión por la hermosa sesión que tuvimos. Gracias. Me encantó repasar la lección 75, no hay lugar para los resentimientos aquí donde el perdón impera humildemente. Tampoco hay para dónde hacerse, la luz ha llegado y no puede ocultarse, se brinda a todos porque nada queda excluido del todoabarcador poder del amor eterno.


¿Qué dice mi cara al respecto?

Elocuente mi rostro expresa por si mismo las palabras que callo.

¿Tiene mi faz la expresión de la vida que me llena?

¿Por qué habría de importarme si mi semblante refleja o no la paz de Dios?

Simplemente porque mi semblante es eso: una semblanza de mi interior. Aquí donde toda imagen exterior no es sino reflejo de la condición interior.


La vida interior.
La fuente, el oasis,
el río de agua viva,
el plácido mar de la paz.




La luz ha llegado,

ilumina tu rostro

y en consecuencia

ilumina al mundo entero.



Fa





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lunes, marzo 02, 2009

Sin el marco

Sin el marco del tiempo y la historia, la distancia, los contrastes y opuestos.

Sin el marco del lenguaje, sin el marco de los conceptos, pensamientos e ideas preconcebidas.

Sin el marco de los anteojos por los que me aventuraba a percibirme.

Esta es mi petición:


"Quedarme -al menos un instante-
sin ningún marco de referencia...

... y fundirme así en la paz del cielo."


Fa
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